Desde el momento en que las ciencias sociales comenzaron a adquirir una identidad diferenciada de la filosofía, su desarrollo estuvo marcado por una tensión entre dos concepciones epistemológicas opuestas, la concepción positivista, que se asentaba sobre la idea de que existe un método común a todas las ciencias y la tradición idealista, que defendía la especificidad del objeto de estudio y se reclamaba una concepción epistemológica y metodológica propia.
Durante el periodo en el que la filosofía de la ciencia estuvo dominada por el positivismo la psicología social psicológica se inclinó mayoritariamente por el modelo científico natural. Después de haber sido aceptada de forma generalizada durante décadas, la tesis de la unidad de la ciencia comenzó a ser fuertemente cuestionada, y volvieron a plantearse las dudas sobre la adecuación del modelo científico-natural para abordar el objeto de estudio de las ciencias sociales.
Durante la crisis de la psicología social los debates por el uso del experimento de laboratorio fueron la expresión de una tensión que sigue siendo uno de los rasgos de la psicología social actual.
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